Dúplex abierto y funcional en Gracia / Barcelona
Una vivienda funcional y de gran pureza estética, en un edificio del arquitecto Oriol Bohigas
Un edificio representante del brutalismo racionalista, erigido entre los años 1955 y 1962 por un grupo de arquitectos encabezados por Oriol Bohigas, Francesc Mitjans y Josep Martorell. Todas las viviendas son dúplex, y con las zonas de día y de noche invertidas para no molestar a los vecinos. Premio FAD de Arquitectura 1962.
Una vivienda para compartir momentos de ocio con amigos y disfrutar de vistas de 360º a la ciudad. Por ello, la idea que guió la reforma fue suavizar los marcados y opacos límites divisorios existentes entre interior y exterior, buscando la transparencia y la apertura, una conexión visual y física. Esta conexión entre la terraza y el resto de la planta baja se consiguió a través del pavimento y una carpintería de tres cuerpos plegables, que prácticamente fusionan los conceptos “dentro” y “fuera”. La nueva escalera en L contribuye a la sensación de conectividad entre la planta baja y la superior. La planta baja contiene la zona de día, y cuenta con un pequeño baño de cortesía, la terraza y, comunicados entre sí, el comedor-sala de estar y la cocina, muy importante dada la afición por la culinaria de los propietarios. La primera planta, con un claro diseño en cruz, se destinó a la zona de noche -con abundante luz natural en todas las estancias en horario diurno-. A un lado de la escalera encontramos el dormitorio principal con baño integrado y áreas de almacenaje, y al otro un dormitorio con baño para invitados y estudio-biblioteca. Son dos ambientes que devienen uno, y con vistas al exterior gracias a las ventanas horizontales que ocupan en su totalidad cada extremo de la planta, y que pueden entenderse como cuadros panorámicos de Barcelona. Dos puertas correderas independientes permiten privatizar las dos habitaciones y aislarlas de la escalera y de la planta baja.
Planta baja La acentuada personalidad del inmueble llevó a preservar ciertos elementos de origen: la claraboya y la celosía de pavés, y el suelo de mosaico hidráulico. Se decidió que el recibidor conectase más con la arquitectura del edificio que con el interior de la vivienda, y que funcionase como un hall de tránsito entre lo conservado y lo reformado. Así, desde la puerta no se percibe la reforma -hay que recorrer el pasillo para descubrirla por sorpresa, tras la pared mobiliaria que es el dorso del módulo perimetral de la cocina-, sólo se ven los mencionados materiales y estructuras originales, de los que quisimos dejar constancia. En alianza con todo ello se proyectó el baño de cortesía. El pavimento de origen (restaurado) de la entrada da paso a otro porcelánico de gran formato y color gris oscuro. La escalera, de plancha de hierro lacado en blanco y roble, es un elemento escultórico muy ligero, que convive con una provocadora columna revestida de roble que oculta un conducto de ventilación, ensamblada al volumen horizontal de acero inoxidable de la cocina b3 de bulthaup, adquirida en bulthaup Bach 7. Para iluminar este nivel se recurrió a lámparas de la época de construcción, adquiridas en MINIM, y la iluminación técnica se realizó seleccionando luminarias muy neutras, también adquiridas en MINIM, que marcarían los recorridos y mimetizarían la arquitectura interior.
Primera planta En el nivel superior un armario divisorio de dos volúmenes de roble, hecho por MINIM, organiza el espacio simétricamente. El ritmo se creó otorgando gran importancia a las vistas y a ciertos elementos visuales horizontales como las carpinterías metálicas. La iluminación, comprada en MINIM, se planteó para potenciar la comunicación entre las dos estancias. Con intención decorativa y como sutil homenaje al mar y al cielo mediterráneos, se aplicó color azul en los nichos de los baños, que son cajas abiertas para captar al máximo la luz natural. El mobiliario, comprado en MINIM, se escogió priorizando los tonos neutros, la pureza de los materiales, el trazo racionalista y la geometría de las líneas.