Дом и винодельня в Приорато / Таррагона
Современный интерьер в сельской местности
Студия Vilablanch осуществила комплексный проект по проектированию здания и дизайну интерьера на бывшей мельнице, преобразовав ее в дом и винодельню для производителя одного из лучших вин каталонского Приората. При реставрации были учтены оригинальное пространство и "скульптурная лестница" как главный элемент организации пространства.
El edificio está ubicado en un pequeño pueblo histórico del Priorat, una comarca de Tarragona que se dedica a la producción vinícola. El inmueble era un antiguo molino-almacén que se había utilizado para guardar trigo y que se encontraba abandonado.
La propietaria, dirige la prestigiosa bodega que elabora el Clos Erasmus, uno de los tintos más selectos del Priorat, y que obtuvo la máxima puntuación en la famosa lista del experto americano Robert Parker.
El encargo que realizó al Estudio VilaBlanch fue el de transformar el molino en una cómoda vivienda que tuviera también una zona de bodega donde dejar reposar sus vinos.
El interior era un único espacio diáfano, con una planta de más de 140 m2, y una cubierta a dos aguas de más de 6 metros de altura. En el sótano se ubicaba un gran pozo o depósito, sin acceso desde la primera planta, y que en el momento de adquirir la vivienda estaba lleno de líquido. El resto de elementos arquitectónicos estaban muy deteriorados y, en algunos casos, en estado ruinoso.
El primer objetivo del Estudio VilaBlanch fue restaurar, en lo posible, todos los elementos de la arquitectura y realizar un proyecto de interiorismo basado en los materiales originales de la construcción, tan típicos de las viviendas rústicas de la zona.
La rehabilitación consistió en respetar al máximo la estructura de la caja original: se recuperan las aperturas originales de la fachada, los pilares, las paredes de piedra y las bóvedas del sótano.
- Se rehabilita la cubierta de vigas y cañizo con la técnica artesanal de la comarca. Los cañizos originales, que estaban en muy mal estado, se sustituyen por unos idénticos que fabricó un artesano de la zona, tal y como se hacía antiguamente.
- Se conserva la regia puerta de madera. Mide 1,70 m de ancho, ya que estaba pensada para facilitar la entrada de mercancías en el almacén según la anchura de los antiguos carros. Se limpió y recuperó la madera y se dejó el acceso original, aunque esto condicionara la entrada a la vivienda, que queda abierta, y supusiera renunciar a una zona hall.
- El suelo es de toba natural, colocado en forma de espiga, ya que es el dibujo típico de las construcciones de la zona.
- El depósito, en la planta sótano, sólo tenía un acceso por una trampilla ubicada a ras de suelo. Para poder convertir esta zona en la bodega, se abrió un hueco donde ubicar la nueva escalera y el monta-cargas. Se limpiaron las paredes y bóvedas de piedra y se pavimentó con la misma toba de la planta superior. En esta zona se situaron las botas donde envejecen los prestigiosos vinos de la bodega.
El gran reto de este proyecto ha sido convertir este gran espacio diáfano, con una planta prácticamente cuadrada y mucha altura, en un espacio con una vivienda habitable y zona de bodega, pero dejando entrever la estructura de la arquitectura original.
Estas han sido las dos claves del proyecto:
1. Diseñar un gran volumen-escalera. Un volumen actúa como eje sobre el que se distribuye la vivienda, tanto en planta como en alzado. Sirve de escalera para acceder al altillo. Por la parte inferior esconde la escalera de acceso a la bodega, el montacargas, la sala de máquinas y un aseo.
Mide 8,4 m de largo x 2,65 m de alto y es como una gran “escultura” de líneas puras en el centro del espacio, forrada en su totalidad con tablones de madera de pino autóctono sin tratar.
Además, sirve para zonificar la planta baja en tres grandes zonas de uso: el comedor, el estar y la cocina.
2. Construir un altillo en la mitad de la planta. Sobre el volumen se apoya una entreplanta que evidencia la verticalidad y las grandes dimensiones del espacio. Para no perder la sensación de elevada altura del techo original, se construye el altillo sólo en la mitad de la superficie de la planta. Allí se ubican dos dormitorios y un baño.
Los propietarios buscaban un espacio cálido y funcional donde organizar catas de vinos para clientes y amigos. Por eso el comedor se ha situado a la izquierda de la entrada, en la zona que tiene el techo más bajo, con el objetivo de que resulte más acogedor.
Para resaltar el cambio de altura del techo, el espacio se subraya con dos lámparas de techo blancas que proporcionan una luz adecuada para la mesa. Se coloca un mueble aparador de apoyo, que sirve de zona auxiliar al comedor para las reuniones y catas. Por eso mismo motivo se escogen dos mesas cuadradas, de grandes dimensiones, que proporcionan una gran superficie tanto central como de número de asientos.
La zona de estar se sitúa frente al comedor, justo a la derecha de la entrada. Se diseña como un espacio amplio y confortable que gira alrededor de un elemento singular: la chimenea de hierro forjado con un largo tubo que desciende del techo.
Es una espectacular chimenea de hierro forjado, que se prolonga por un gran tubo de 5 metros de alto y que acaba en una forma ovalada con una estrecha ranura horizontal por la que se entrevé el fuego. La chimenea, de una gran ligereza visual, queda suspendida sobre una larga peana de piedra volada donde se apoyan los troncos y útiles para el fuego.
El objetivo de esta chimenea es potenciar la gran verticalidad del espacio. Al estar suspendida crea una sensación de desequilibrio, de forma que resulta imposible no dirigir la mirada al techo. Los dos pilares de ladrillo macizo que se mantienen de la estructura original también persiguen evidenciar la gran magnitud de proporciones y la altura del techo.
Se ubica detrás del volumen-escalera, en la zona más privada e interior de la planta baja. La cocina se compone de una isla central estrecha y larga donde se ubica la zona de cocción y un frente de columnas con dos grandes hornos y la zona de almacenamiento.
La longitudinalidad de la isla viene reforzada por una pata de madera que prolonga la superficie de la isla y sirve para comer de forma informal o como extensión de la zona de trabajo de la cocina.
La cocina se integra al máximo en el espacio original. Por eso se ha elegido un acabado de color grisáceo, similar a la piedra de las paredes, y el sobre de la isla también es de piedra en un tono gris oscuro. En cambio, el ala que sirve de mesa de apoyo es de madera en acabado natural para dar un ambiente y un tacto más cálido a la zona de comer. La mesa se ilumina con dos lámparas muy cercanas para crear un clima más íntimo ya que la mesa está en la zona de altura máxima.
Toda revestida en madera de pino autóctono, tanto el lateral como las huellas, está delimitada por una barandilla con una estructura muy ligera de tubo de hierro oxidado.
La curiosidad de la escalera es que el último peldaño es un tronco tallado que fue rescatado de una antigua viga que soportaba una polea, y que estaba en desuso. Es un elemento que conecta la parte cálida de la escalera –la de la madera de pino– con el nuevo volumen –todo en blanco y de líneas puras–, donde se ubican los dormitorios.
La zona de noche se ubica en el altillo y cuenta con dos dormitorios y un baño.
En el dormitorio principal, la cama se sitúa en el centro de la estancia totalmente exenta. El objetivo es que, desde la cama, se pueda disfrutar de las vistas de la ventana, casi a ras de suelo, al tiempo que se mantiene la estructura arquitectónica limpia: las paredes de piedra y las ventanas de madera.
Sólo la pared divisoria, nueva, situada junto a la puerta, alberga un armario blanco anónimo que no interfiere en la estética tranquila, relajante y de líneas horizontales, del dormitorio.
El baño es el único espacio interior central sin ventanas, por lo que que se construyó una claraboya que proporciona una luz cenital casi celestial.
La vivienda cuenta con un gran espacio exterior que se ajardinó de forma muy natural, respetando la vegetación y árboles existentes.
Se ha proyectado una estructura de madera tropical, formada por una gran pérgola y una tarima de madera, con una proporción rectangular de forma que proyecta la vista hacia la montaña del Montsant y sus campos de viñedos. El objetivo era crear el efecto de mirador, e invitar sutilmente a mirar hacia el lado izquierdo de la vivienda, y al mismo tiempo ordenar la fachada existente.
La ligera estructura que soporta la pérgola está realizada con hierro oxidado donde de superponen unos estrechos listones de madera de ipe que dejan entrever el cielo y tamizan la luz. Presidiendo la pérgola, escogimos una escultura también trabajada en hierro oxidado de un escultor de la zona, Miquel Lligadas Pujadas.
La puerta de entrada al jardín también es de hierro oxidado, igual que otros elementos del exterior. La entrada tiene un ligero desnivel que se ha solucionado con unos peldaños confeccionados con troncos de madera iluminados uno a uno con una luz rasante, también de madera.
Se sitúa en el antiguo depósito de la vivienda que, en origen, estaba lleno de líquido.
Se limpiaron las paredes y las bóvedas de piedra y se renovó todo el pavimento con unas losetas de barro colocadas en espiga, tal y como era en las viviendas rurales de la zona.
En este espacio se situaron las botas donde envejece el prestigioso vino de la bodega. Se accede a él por un lateral del volumen escalera situado junto al comedor. Esta parte inferior de la escalera oculta la escalera que desciende a la bodega, el montacargas, la zona de lavado y un aseo de invitados.
La bodega recibe una iluminación indirecta que destaca la belleza de las paredes y de la piedra.