Interiorismo con historia en el Barrio Gótico / Barcelona
Restauración arquitectónica de una vivienda centenaria con la huella de Antoni Gaudí
La base de este proyecto era realmente excepcional: la vivienda incorporaba un antiguo claustro con 500 años de antigüedad y una intervención de Antoni Gaudí. Ante un desafío semejante, las interioristas Elina Vilá y Agnès Blanch aplicaron su filosofía de trabajo con el máximo rigor y recuperaron y rehabilitaron cada uno de los elementos arquitectónicos originales, en una restauración moderna y honesta con la historia.
La vivienda está situada en un inmueble del barrio antiguo de Barcelona, en una finca regia, de finales del siglo XIX.
- Consta de una planta de unos 200 metros cuadrados, más un patio de manzana y un espacio anexo que en realidad era parte del claustro del antiguo convento de Sant Agustí, cuya fachada trasera está orientada al mismo patio de manzana. El claustro es una construcción de 500 años de antigüedad.
- La vivienda sirvió como almacén de telas durante los últimos 20 años y, en el momento de iniciar la reforma, se encontraba en muy mal estado.
Los propietarios de este piso, él danés y ella catalana, adquirieron esta vivienda singular en el barrio antiguo de Barcelona, y encargaron al estudio vilablanch un proyecto de interiorismo y de rehabilitación integral.
Siempre habían buscado espacios singulares, con elementos arquitectónicos diferenciadores, pero se quedaron fascinados con las posibilidades que les ofrecía esta vivienda, que incluía un antiguo claustro y una gran terraza en el patio de manzana, y una pequeña glorieta obra del mismo Antoni Gaudí.
Desde el primer momento, los propietarios, conscientes del valor histórico de la vivienda, fueron respetuosos con la rehabilitación y compartieron con el estudio la voluntad de recuperar y mantener al máximo cada uno de los elementos originales.
- El principal objetivo común era recuperar y rehabilitar cada uno de los elementos arquitectónicos o estructurales de la vivienda que tuvieran valor.
- La segunda premisa era que todo fuera muy neutro, blanco y claro.
- Por último querían una propuesta estética limpia y minimalista, inspirada en el estilo nórdico, con soluciones y muebles de diseño contemporáneo.
El objetivo del Elina Vilá y Agnés Blanch, responsables del estudio vilablanch, fue recuperar al máximo todos los elementos estructurales de origen, maximizando las posibilidades del espacio y adaptando la estructura a las necesidades de una pareja joven con un niño pequeño.
Se partió inicialmente de dos propiedades diferentes, del mismo tamaño, que se unificaron en una para conseguir una única vivienda principal.
El resultado fue un piso de 180 metros cuadrados con acceso a un patio de manzana de unos 150 metros y un espacio enfrente (el antiguo claustro del convento) de más de 100 metros que sería destinado a zona de estar y despacho del propietario.
La distribución de la vivienda principal fue la más adecuada para una familia con niños:
- Salón, comedor y cocina forman el eje de la vivienda, articuladas en un espacio único y abierto con acceso al patio, como si se tratar de un loft.
- Al fondo se sitúa la habitación principal, con su suite.
- A la entrada de la vivienda, están dos habitaciones interiores y un baño que dan a un patio de luz.
Una vez decidida la distribución, se analizaron los elementos estructurales para iniciar la reforma de la vivienda.
- Los techos no se podían conservar, no sólo porque estaban en mal estado y porque no coincidían con la distribución, sino porque realmente eran muy sencillos y no aportaban ningún valor. Se eliminaron los diferentes techos de cañizo originales, y se dejó un espacio homogéneo con la estructura de viguetas y bovedillas a la vista.
- El claustro fue la parte de la vivienda que exigió más esfuerzos y tiempo de intervención. La decisión tomada fue colocar cristales fijos en los marcos del ventanal y las balconeras y restaurar como único acceso al claustro la puerta tipo morisca, que es una pieza de gran valor, de madera maciza toda tallada en una sola pieza, sin molduras agregadas.
- El pavimento fue traído expresamente de Dinamarca, según la propuesta del propietario. Es un pino Douglas, con una veta gris y un tratamiento blanqueador que sella el poro y le confiere mucha resistencia. Cada lama mide 5 metros de largo por 25 cm de ancho la lama y 2 cm de grosor. Es el pavimento que se utiliza en muchos espacios públicos del norte de Europa.
Se ha ubicado en la parte final de la vivienda, con acceso directo al salón y al patio. Es un espacio puro y neutro protagonizado por la luz y escogidos muebles de diseño contemporáneo.
La bañera está integrada en la zona de noche, situada frente a la cama, y la zona del lavabo y el sanitario se ubican en un espacio anexo donde también se ha creado una gran zona de vestidor.
La cama, las mesitas de la firma E15 y las lámparas de Louis Poulsen proceden de MINIM.
La glorieta es un pequeño espacio de unos seis metros cuadrados que fue diseñada por el prestigios arquitecto modernista Antoni Gaudí para albergar el órgano de la antigua propietaria, la marquesa de Castelldosrius.
Está anexo al salón, con un acceso abierto desde la zona de la televisión. Tiene planta semicircular, y está recorrida por un ventanal de madera que también fue restaurado. Actualmente se dedica a espacio de juegos de los niños, donde se acumulan los peluches y todo tipo de juegos en la estantería de obra de la pared de entrada
La cocina se sitúa en un extremo de la planta, con una balconera sobre el patio central.
El mobiliario es el modelo Vela Aluminio, de Dada Cucine. La cocina se diseñó como un espacio abierto, con una isla central donde se sitúa la zona de cocción y que sirve también de superficie para comidas y desayunos rápidos. La campana es un modelo de superficie que cumple su función sin interferir en el espacio.
Enfrente se situa la zona de aguas y almacenamiento que forma un volumen de líneas puras todo en blanco laminado y un cuadro central de acero inoxidable.
Los electrodomésticos integrados y la campana de la isla son de Gaggenau. Los taburetes son el modelo Bertoia de Knoll.
La zona de día ocupa el centro de la vivienda. Se ha reservado un espacio rectangular de gran altura y muy luminoso, con cuatro grandes balconeras que acceden sobre el patio de manzana.
Se ha concebido como un loft, donde se desarrolla la zona de día y se suceden la cocina, el comedor y la zona de estar, junto al acceso al dormitorio principal.
Un gran sofá tapizado en gris y situado en el centro de la planta crea una amplia zona de estar muy versátil. Es el modelo Extrawall de Living Divani que permite sentarse por todo su perímetro creando diferentes zonas de reunión: hacia la zona de tv, de cara al comedor o como zonas de lectura.
Las mesita auxiliar y el mueble de la TV son de Capellini. La butaca a rayas es un diseño de J Wengner y las lámparas son el modelo Toio de Flos.
El comedor se situa entre el sofá y la cocina, y es el primer espacio que se ve al entrar en la vivienda. Se ha elegido una mesa y unas sillas muy ligeras, diseños de Molteni, que quedan enmarcdas frente al ventanal y bajo una lámpara de lágrimas antigua, de la propietaria.
Esta es la zona de la vivienda, que exigió la intervención más intensa y minuciosa, se destinó a zona de trabajo del propietario y una zona de estar más informal donde recibir amigos.
Primero se recuperaron y limpiaron las columnas y capiteles, y se añadieron unos cristales fijos en los arcos de las ventanas. Al fondo del claustro había un antiguo lavadero de piedra suspendido en la pared. La propuesta del equipo de interioristas de VilaBlanch fue recubrir la base con un material similar, para darle un volumen más sólido, y añadir un caño de agua a modo de grifo.
El salón se ha creado frente al ventanal central. Para ello se ubicó un sofá y un módulo bajo lacado en negro, del programa Sistemi de Capellini. La gran tumbona que se sitúa junto al lavadero es un diseño de Paola Lenti y la afombra es de Karim Raschid. En el otro extremo, una butaca lila de Paola Lenti.
Junto a la puerta de entrada se han ubicado las mesas de trabajo, semiocultas por el separador “biombo”, un diseño de la firma Extremis. Estos pequeños elementos verticales de plástico que dejan pasar la luz y al mismo tiempo ocultan la visión, y se han utilizado también frente a las ventanas de medio punto.
La pared de la parte exterior del claustro, la que da al patio de manzana, se dejó sin pintar, sólo con plantas y con el contraste que dan los vidrios fijos colocados en los antiguos accesos o arcadas del claustro.
Las puertas de una reforma anterior son de madera maciza tallada en una sola pieza, sin molduras agregadas, fueron restauradas para preservarlas tal cual
El antiguo claustro
El Claustro pertenece al Convento de San Agustín y ya estaba subdividido en su día, de modo que cada vecino tenía una parte del claustro incorporada.
La construcción de origen tiene unos 500 años pero se debió incorporar como parte de la construcción de la manzana hace más de 100 años, por lo que se habían agregado diferentes elementos. El claustro estaba oculto tras un muro, con diferentes aberturas de distintas épocas, y con dos balconeras de dos hojas a los extremos y una puerta de estilo árabe morisco a un lado.
Había dos formas de intervenir el espacio:
- La primera consistía en recuperar la estructura de los arcos, eliminando los elementos agregados de épocas posteriores, lo que conferiría al espacio desde el exterior una unidad estética de gran impacto.
- La segunda apostaba por restaurar los elementos existentes, respetando las diferentes etapas de la historia del edificio.
Finalmente, por temas urbanísticos y técnicos, se optó por la segunda opción, recuperando y rehabilitando las puertas de acceso al claustro y dejando la estructura tal cual, con las distintas intervenciones históricas a la vista.
Vivienda reformada por Gaudí
La vivienda era propiedad de Isabel Güell, marquesa de Castelldosrius, e hija de Eusebi Güell, el gran mecenas de Antoni Gaudí. La finca fue construida en 1885 y reformada entre 1901 y 1904 por el gran arquitecto del modernismo catalán.
La glorieta, que está anexa al salón y se dedica actualmente a zona de juegos, es una ampliación que hizo el genial arquitecto para ubicar el piano de Isabel Güell. Incluso existe un anécdota sobre la construcción de esta glorieta que, en su época, quería evidenciar el mal carácter del arquitecto catalán:
“A la marquesa de Castelldosrius le habían regalado un piano de cola, que no podía ser instalado en ningún sitio debido a lo exagerado de sus dimensiones. Cuando le preguntó a Gaudí que podía hacerse al respecto, este le contestó jocosamente: “Isabel, créame a mí, toque el violín" ( Del libro "Auques i ventalls", de 1916, de Josep Carner).